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1 abril, 2022

Seamos Piedras De Misericordia

Domingo 3 Abril

Juan 8, 1-11

 

~ “Tampoco yo te condeno.

Vete, y en adelante no peques más” ~

 

Escuchamos esta escena del evangelio de Juan, “la mujer pecadora”. Sucede una mañana en el templo de Jerusalén. Ahí la multitud se acercaba a las enseñanzas de Jesús. Aquella mañana Jesús venía del Monte de los Olivos, venía de orar, venía de encontrar los misterios grandes que da el espíritu de la paz y de la misericordia.

 

La mujer sorprendida en adulterio que le llevaron los escribas y los fariseos, sirvió a Jesús para dar esta gran enseñanza. Tan grande que sigue vigente para nosotros el día de hoy. Consiste en aprender la misericordia y la libertad de Dios antes que el juicio y la condenación entre nosotros.

 

Aquellos escribas y fariseos querían hacer cumplir una ley antigua de Moisés. En esta ley, los testigos del delito debían tirar la primera piedra. Jesús los eleva en la comprensión de su pregunta y de su juicio: “Moisés nos manda en la ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?” “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”. Su respuesta no es una interpretación o aplicación de la ley, sino una iluminación para comprender el espíritu de ésta.

 

Podemos interpretar que para Jesús, la justicia no se expresa de manera suficiente en la fórmula: dar a cada quien lo que le toca, sino en dar a cada quien lo que necesita, y lo que necesita para ser libre.

 

Ya sabemos el resultado de esta enseñanza: “…los acusadores comenzaron a escabullirse, uno tras otro, empezando por los más viejos”. Al final los dejaron solos a Jesús y a la mujer. Quedó “la miserable” temblorosa y “el misericordioso” pleno de bondad. ¿Qué respondemos nosotros ante este juicio de Dios, si nos ponemos en el lugar de la mujer? ¿Cuál sería nuestra comprensión de la justicia, del perdón y del amor, de frente a la acusación, a la condena y a la exclusión?

 

Jesús ha cambiado las piedras que la ley de Moisés preveía para dar muerte a los pecadores, por piedras de misericordia. Podemos interpretar que Jesús condena el pecado, pero no al pecador. Pero hay algo más: Jesús construye al ser humano desde la novedad de su persona interior. Por eso hemos pensado esta idea, ser piedras de misericordia para construir a la persona humana; porque antes de la condena nos falta mucho por salvar o construir.

 

Oración:

Señor Jesús, gracias por construirme todas las veces en que he caído.

 

Permite que desde nuestro hogar, nos ejercitemos en juicios de misericordia; que intentemos hasta el último salvar la honra y dignidad de nuestros hermanos que están postrados. Que gocemos de lanzar piedras de misericordia como tú lo haces. Amén.

 

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