Domingo 26 Noviembre

Mateo 25, 31-46

~ En verdad les digo que cuanto hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron ~

Nuestro destino después de esta vida, tiene que ver con la manera en que nos tratamos. Jesús quiso enseñar que las relaciones con los demás, de manera especial con los más necesitados, cuentan para obtener la vida definitiva. De la misma manera en que cuidamos nuestras relaciones profesionales, empresariales y de amistad, hemos de cuidar nuestra relación con los más necesitados.

Hoy podemos pensar nuestra responsabilidad social. Es verdad que algunos indigentes parecen no merecer nada. Sobre todo si no se esfuerzan por aportar algo mínimo a la comunidad. Y en tal caso, desde nuestro pensamiento utilitario, optar por no ayudar. Sin embargo, Jesús nos invita a desarrollar nuestra generosidad; a poner en el centro a la persona humana; especialmente cuando es pobre, enferma o desgraciada.

Los que vivimos una relación auténtica con Cristo, no podemos permanecer ajenos o indiferentes a los necesitados del mundo. La dinámica del amor, que nos lleva a doblar las rodillas ante Jesús crucificado o en la Eucaristía, es la misma que nos lleva a inclinarnos hacia el necesitado y a compartir algo con él: el pan, el agua, la cercanía, la escucha, la comprensión. En una palabra: una relación no superficial o asistencialista, sino trascendente para ambos.

En un día como hoy, podríamos superar la actitud individualista y egoísta para centrarnos en lo comunitario. De manera especial, si hoy fuéramos presentados a juicio, contaría en nuestro favor, haber buscado estas relaciones trascendentes. Nos dirá el Señor: ven bendito de mi padre, recibe tu herencia…

Oración:

Señor Jesús, permite que mis relaciones contigo y con los demás, sean trascendentes. Dame la sensibilidad necesaria, para encontrar a mis hermanos más necesitados.

Que mi familia sea consciente, de que estás presente en los rostros de los pobres y enfermos, que por ellos igual que por nosotros, moriste en la cruz, que ser misericordiosos es el mejor camino en el día final; y que al atardecer de nuestras vidas, seremos examinados en el amor. Amén.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *