Jueves 3° Cuaresma. Lucas 11, 14-23.
~ En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y la gente se admiró. Pero algunos de ellos dijeron: “Por Belcebú, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios”. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y cae casa contra casa. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino? Si yo expulso los demonios por Belcebú, ¿por quién los expulsan sus hijos? Por eso, ellos serán sus jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama”. ~
Jesús está liberando al pueblo de ideologías. Les cuesta trabajo asimilar el poder de su verdad. El demonio representa una ideología que, en este caso, encierra al hombre en sí mismo. Esto lo imposibilita para la comunicación.
Haber liberado al mudo es una señal mesiánica que los presentes no quisieron interpretar. Lucas escribe que Jesús expulsa demonios por el “dedo de Dios” ––a diferencia de Mt 12,28 “el Espíritu de Dios”––, nos recuerda el Éxodo (8,15) y las plagas de Egipto. Quiere decir que la acción liberadora de Dios ya no se opera por plagas, sino de manera directa en el hombre. Jesús aparece como nuevo Moisés, liberador. Este es el signo de que el Reino de Dios ha llegado.
En la antigüedad, los contemporáneos de Jeremías eran sordos al proyecto de Dios; los de Jesús son ciegos a sus signos. El resultado es el hombre mudo. Si no escuchamos a Dios y no interpretamos sus signos, no sabemos hablar. Dejamos que alguien más hable por nosotros. Esto es estar endemoniado y esta es la ideología que Jesús vino a desterrar.
¿Cuáles son tus ideologías? ¿Cuáles tus demonios?
Por lo demás, Jesús es muy claro. Él es más fuerte que la ideología del demonio, y quiere que nos definamos: o recogemos con Él, o desparramamos.
Oración:
Señor Jesús, sáname como al mudo del Evangelio. Ayúdame a vencer lo que no es de mí; abre mi boca para comunicar verdades, justicia, paz y liberación.
Que con los míos, desde nuestro hogar, experimentemos la paz verdadera y completa que da la reconciliación contigo y con nuestros hermanos. Amén.