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17 agosto, 2019

Dejemos Que Se Acerquen

Dante Gabriel Jiménez Muñoz Ledo

Sábado 17 Agosto

Mateo 19, 13-15

~ Porque los que son como ellos tienen a Dios por rey ~

 

¿Por qué le presentaron a Jesús estos niños con la intención de que les impusiera las manos y rezara sobre ellos? Respondemos que ese era un rito común que los rabinos realizaban con las madres que les presentaban a sus niños. Quizás, en parte, es por eso que los discípulos tratan de impedirlo, pues no ven en Jesús a un rabino. Además, se oponen a que Jesús los toque, porque aún tienen ambiciones de rango (18,1).

En este episodio del Evangelio, los niños ocupan el primer lugar. Son figura de los discípulos, que han de tomar por norma el servicio. Hacerse como ellos abre las puertas del Reino. Jesús mismo, que abrazaría al mundo entero desde su cruz, se hizo niño para venir a nuestro encuentro y llevarnos hacia su Padre Dios.

Todos entendemos que hacerse niño tiene que ver con reconocer a Dios y abandonar la soberbia que nos ciega; nos ayuda a ver a Dios con un corazón sencillo, transparente, sin prejuicios ni obstáculos, con alegría y amor. Sin embargo, es necesario dar un paso más en esta comprensión: Jesús impone las manos y reza sobre los niños cuando está yendo hacia Jerusalén, donde le espera la muerte. Entretenerse en acoger a los pequeños debió de ser una experiencia vital y esperanzadora para Jesús-Mesías. Él sube a Jerusalén para liberar a la persona humana y, a partir de este encuentro, a los niños de manera especial. Jesús vio en la mirada y los rostros de esos chiquillos y de esas madres lo mismo que podemos ver nosotros hoy: la pequeñez, la debilidad, la dependencia y la indefensión. Acogiéndolos, Jesús enseña que nadie está descartado del amor de Dios ni del Reino, ni siquiera los marginales.

Respecto de este Evangelio, que es muy breve, podemos recoger también la inducción para el bautismo de los niños pequeños. Es muy probable que la primitiva comunidad cristiana haya visto en este rito de Jesús una justificación para bautizar a los niños, sin que ellos pidieran el bautismo, bastando la fe de los padres. En el siglo III, Tertuliano lo comenta. Y Oscar Cullmann, el especialista en Sagradas Escrituras, afirma que aunque en este relato no exista una referencia específica al bautismo, está descrito de tal modo que en él se transparentan las costumbres bautismales del siglo I.

¿Cuántas veces, enajenados por intereses egoístas o por una ideología clasista o de raza y condición, marginamos personas porque tienen poco peso social, y así, de modo sistemático, nos negamos a acogerlos? Si escuchamos bien este Evangelio, dejemos que los que no representan gran cosa para nosotros o para el mundo se acerquen: lo más seguro es que sonriamos al estilo de los niños.

Oración:

Señor Jesús, gracias por acoger a los pequeños. Aunque yo soy adulto, en muchas ocasiones me he encontrado en condición de niño, vulnerable y necesitado. Enséñame a ser más sensible a las necesidades de mis hermanos, niños y adultos que se hallan en desventaja o en situación de extrema necesidad. Concédeme un corazón humilde y cercano como el de un niño; concédeme sentirme acogido por ti, y acoger de manera semejante a los demás.

Permite que en mi hogar, todos estemos dispuestos a acoger y ayudar a personas marginales, y que seamos como un niño a la hora de encontrarnos contigo. Amén.

 

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