Sábado 5 Junio
Marcos 12, 38-44
~ Llegó también una viuda pobre
y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as ~
La imagen de la viuda en el templo es impresionante, nos cuestiona hoy sobre el valor que damos al dinero de frente a nuestra relación con Dios. Esa viuda, que “…ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba: pero ella, en su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir”, le ha quitado el valor al dinero, a los opresores y a la opresión misma. Ha llegado al templo para cumplirle a Dios. Para dar a Dios lo más importante, lo vital, cuanto tiene para vivir, porque todo es de Dios. Ha entrado para dar no solamente algo, sino su vida misma, como fidelidad.
Cualquiera que sea la representación que nos venga en mente de la imagen de esa viuda, una cosa es cierta: ella sabía que los escribas y fariseos del templo recibían el dinero de la alcancía. Sería consciente de que ellos habían convertido el templo en un monstruo traga-dinero sin fondo. Y que las autoridades políticas y religiosas de su tiempo eran la causa principal de su pobreza extrema. Sin embargo, no realiza un juicio ético, pensando que esos sinvergüenzas no merecerían sus monedas, sino que cumple con aquello que para ella significa ser fiel a Dios.
Otras veces Jesús ha utilizado una parábola para enseñar a sus discípulos. Esta ocasión ha utilizado la más cruda realidad. Esta escena reviste a la viuda de una dignidad inamovible, la hace símbolo. Detrás de ella y su acción firme frente a los encargados del templo, se antoja la soberanía y la libertad con la que ella se conduce. Los habrá dejado paralizados, porque la pureza de su acción es incontestable. Ella nunca se dejó corromper, y está dando testimonio de la coherencia con que vive su religión y sus relaciones con los demás. La coherencia entre su fe y su vida.
Los justos y pobres como la viuda, ante la incapacidad de revertir ese desajuste social, voltean a Dios, hasta el límite de cuanto tienen para vivir, para no dejarse corromper. Se mantienen fieles a pesar de la injusticia, como un acto personal de vaciamiento.
Demos como la viuda, demos lo vital, démonos a nosotros mismos.
Oración:
Señor Jesús, gracias por enseñarme que nuestra relación con tu Padre Dios solo ha de estar mediada por la fidelidad.
Ayúdanos en familia y en la comunidad, a quitarle el valor al dinero, a mantenernos fieles, a pesar de la injusticia. Amén.