Miércoles 25 Agosto
Mateo 23, 23-26
~ Y descuidan lo más importante de la Ley:
la justicia, la misericordia y la fe ~
Jesús insiste en la perversión religiosa en que han caído los escribas y fariseos. No solo omiten lo esencial, sino que se conducen con una actitud contraria a la justicia; bajo una apariencia respetable practican sin más la corrupción.
Les propone, al menos implícitamente, y por la figura del contraste ––¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito y se tragan el camello! ¡Hipócritas, que purifican por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de robo y desenfreno!––, replantear y revisar la piedad judía a la luz de las Escrituras, considerando lo esencial: la justicia, la misericordia y la fe.
Jesús no les reclama que sean tan exagerados en gravar con el diezmo para el templo, incluso lo insignificante, como lo eran las especias, sino el hecho de descuidar lo más importante de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad. Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar lo otro.
Debido a su hipocresía y falta de sinceridad, los fariseos y rabinos se despreocupaban de la limpieza interior. Con la metáfora del plato y la de la copa, Jesús alude a la persona entera. Que debería ser íntegra por dentro y por fuera.
Es probable que hoy día, nosotros nos veamos reflejados en este espejo. En algunas ocasiones hemos sido fariseos en el sentido de pretender pagar un diezmo a Dios, que grita por la injusticia o la falta de amor cometida contra los demás; o de vivir una vida de simulación, como una doble vida: por dentro divididos y por fuera puliendo nuestra imagen. No es extraño que de cuando en cuando actuemos de manera semejante. En tal caso, el Evangelio de hoy nos regala la invitación de Jesús a vivir una religión más libre y liberadora, y a no descuidar lo más importante de la ley: amar a Dios y al prójimo.
Oración:
Señor Jesús, me doy cuenta de que he descuidado mi interior y la relación que deseo contigo. No permitas que mi fe siga siendo ritualista, ni que intente pagar el diezmo de lo insignificante, creyendo que con eso te compro. Ayúdame a ir a lo fundamental de nuestra fe, a amar a mi prójimo, de manera especial a los débiles y humildes.
Permite que en casa paguemos el diezmo de lo más importante, practicando la religión de justicia, de libertad y de amor. Amén.