El Vergel De Jesús…

Sábado 11 Septiembre

Lucas 6, 43-49

 

~ No hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa,

no hay árbol malo que dé fruto bueno ~

 

Jesús desea el fruto de quienes lo siguen. Él no busca admiradores ni adoradores, sino discípulos; esos que le den su adhesión y fundamenten su vida ––casa––, no en una doctrina, sino en la práctica del amor. Este es el verdadero fruto del corazón del discípulo: que habiendo escuchado su Palabra, no se limite al cumplimiento de una ley, sino que se desarrolle en la práctica de vida y de amor que Dios nos da.

 

No hay árbol bueno que dé fruto malo…

Al árbol se lo conoce por su fruto…

No se recogen higos de los espinos…

Ni se vendimian uvas de las zarzas…

Porque de lo que rebosa el corazón, habla la boca…

Si me llaman Señor, es porque hacen lo que les digo…

El que oiga la Palabra de Jesús y la ponga en práctica,

construye sobre roca…

Lo que se edifica sin cimientos, lo desploma el torrente…

 

En este Evangelio tenemos un vergel maravilloso de la sabiduría que Jesús sintetizó en su tiempo. Nos sirve ahora para insistir en nuestra fidelidad a Jesús y a su proyecto.

 

¡Seamos discípulos! ¡Demos fruto! No hay algo más importante que hacer por los próximos años que nos quedan de vida, después de habernos encontrado con Jesús.

 

Oración:

Señor Jesús, ¿cómo me conoces? ¿Cuáles son mis frutos? ¿Qué árbol soy? Estas y muchas otras preguntas me vienen a la mente luego de escuchar tu Palabra. No sé qué tipo de frutos he producido, pero deseo fervientemente escucharte y seguirte. Ayúdame a dar lo mejor de mí mismo, que te pueda llamar “Maestro” sin que me tiemble la voz, seguro de que estoy haciendo lo que me pides.

 

Permite que junto con los de mi casa conformemos un vergel de árboles en plena producción de frutos buenos. Que crezcamos en la comprensión de tu vida en medio de nosotros y en la práctica oportuna y generosa del amor con nuestros semejantes. Amén.