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29 mayo, 2019

La verdad completa…

Miércoles 6° Pascua. Juan 16, 12-15

~ En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Mucho tengo todavía que decirles, pero ahora no pueden con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y les anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y se los anunciará a ustedes. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y se los anunciará a ustedes’”. ~

“La verdad completa” de la que habla Jesús a sus discípulos en el discurso de despedida es el punto de llegada para los discípulos de todos los tiempos. Jesús dice que aún tiene mucho que decirnos, pero que por ahora no podemos con ello. ¿Qué significa eso? Que el conocimiento de su persona y de su proyecto es gradual. Nuestras capacidades de inteligencia espiritual y de discernimiento se ven rebasadas con un contenido tan grande como lo es el misterio de Cristo en su Padre Dios.

Se entiende que necesitemos del Espíritu de Dios para seguir explorando el terreno de la verdad de Jesús; aún ahora, después de dos mil años, seguimos haciéndonos claro un conocimiento que no es solo racional, sino espiritual y humano. Tengamos en cuenta que a Dios no se lo conoce como objeto, a la manera de todo lo creado en el mundo, sino como persona en relación. El conocimiento de Dios se da a través de la experiencia del amor, que es un conocimiento más alto, no meramente material o físico, sino espiritual y trascendente.

Si nos falta mucho por conocer de Jesús, el camino es la “experiencia de la comunidad”, porque ella nos pone frente a nuevos hechos y circunstancias que deben ser leídos a través del misterio de Jesús. Se trata de ir interpretando la historia, la dialéctica entre “el mundo” y el proyecto de Dios.

La guía del Espíritu nos llevará siempre a ser más humanos, a trabajar en favor de la persona humana.

Si interpretamos la historia ––y nuestra historia–– desde el amor, podemos estar seguros de llegar a la verdad completa. Quienes se separan de esta interpretación, al final tienen solo fragmentos de una historia pobre y oscura; es decir, una verdad a medias e intrascendente.

Oración:
Señor Jesús, deseo de tu Espíritu. Al escucharte en este discurso de tu despedida, siento como si me entregaras un tesoro en las manos, o la llave maestra para discurrir lo que resta de mi vida en la fascinación de un universo sin fin. Gracias por empujar mi imaginación y mi deseo de trascendencia hacia el conocimiento de la verdad por el amor.
Permite que en casa, con los míos, gocemos de adelantarnos a interpretar la verdad que nos has dado. Que a partir de un conocimiento más humano y cercano a ti, podamos intervenir en la historia de nuestra comunidad, inspirados por tu verdad que no se agota. Amén.

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