Jueves 3 Agosto

Mateo 13, 47-53

 

~ Va sacando del baúl lo nuevo y lo antiguo ~

 

Los acontecimientos de nuestra vida, la historia misma, no suceden sin una valencia y una dirección. Cada acción que realizamos en nuestra existencia define nuestra suerte final. Igual que los peces buenos y malos que el pescador separa luego de la pesca; o las cosas nuevas y viejas que un buen Padre de familia o letrado del Reino considera en el momento de formar a los suyos.

 

Pensemos en aquella expresión: “No existe nada nuevo bajo el sol”. Aunque parece una verdad universal, en el contexto del Reino de Jesús no lo es; aquí sí existe algo nuevo, el mensaje de Jesús es la clave para leer el Antiguo Testamento. A cada uno de nosotros nos toca discernir lo que corresponde al Reino de Jesús y lo que no. Nos toca separar lo malo de lo bueno y destacar lo nuevo respecto de las riquezas y enseñanzas del pasado. Esto nos lleva a descubrir que el Reino de Jesús no está cerrado en sí mismo, que se conforma de acuerdo con nuestra vida, nuestras necesidades y aspiraciones más grandes; y siempre en armonía con el proyecto de Dios.

 

El Reino de los Cielos, entonces, demanda siempre una elección y una definición. Es Dios mismo que se manifiesta en la persona y la humanidad de Jesús. Por eso el Reino determina nuestra manera de vivir y nuestras actitudes evangélicas, que se traducen en vivir el espíritu de las bienaventuranzas.

 

Finalmente hay que entender que el Reino es un valor absoluto para nosotros, los discípulos de Jesús; es un valor que se cotiza alto. Y por lo mismo, tenemos la exigencia de discernir entre lo bueno y lo malo, y entre lo antiguo y lo nuevo.

 

¡Saquemos del baúl! Seamos letrados del Reino, ayudemos a la comunidad a distinguir lo que es de Dios de lo que no lo es.

 

Oración:

Señor Jesús, me alegra descubrir que tu Reino es una realidad que se está haciendo; que tú nos impulsas con tu Palabra y tu presencia sacramental a ser letrados de tu propuesta de salvación. Ayúdame a ser responsable de lo que pesco en la red de mi vida y mi trabajo; y a decidir las cosas más importantes considerando lo antiguo, pero leyendo desde los valores de tu Reino.

 

Permite que junto con mi familia dediquemos los mejores momentos de nuestra vida a discernir hacia dónde vamos, a separar lo bueno de lo malo, y a formar a la sociedad con los valores del Reino. Amén.

 

 

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