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7 mayo, 2019

Servir de alimento, la mejor señal

Martes 3° Pascua. Juan 6, 30-35

~ Ellos entonces le replicaron: “¿Y qué señal realizas tú para que viéndola te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’”. Jesús les respondió: “En verdad, en verdad les digo: no fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Les dijo Jesús: “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí nunca pasará sed”. ~

Los que siguen en esta circunstancia a Jesús, los que lo vienen siguiendo por el interés del pan, desde la multiplicación de los panes, añoran una señal mayor. Si el maná avaló a Moisés ante el pueblo, como profeta, desean una señal semejante de Jesús. Como si a Jesús le faltara espectacularidad.

Jesús les ayuda un poco: el maná que recibieron los antepasados era un alimento perecedero, no les dio vida definitiva; en cambio, el pan de vida que tiene su origen en Dios Padre, el mismo pan que expresa el amor de Dios, es superior, no caduca jamás.

La fórmula “Yo soy”, que fue usada por Dios Padre en el pasado para revelarse a su pueblo, como en la liberación de Egipto, ahora es usada por Jesús para auto revelarse; sobre todo en este Evangelio de Juan, dice: “Yo soy… el agua viva, la luz del mundo, el buen pastor, la resurrección y la vida, la vid verdadera…”. Igual que en el encuentro con la samaritana respecto del agua viva (Jn 14,4), en el que ellos dicen: “Señor, danos siempre de ese pan”.

El problema de los discípulos es que quieren recibir ese pan de manera pasiva, sin comprometerse con el proyecto de Jesús. No han entendido que ese pan de vida, que es Jesús mismo, es el don continuo de Dios a la humanidad, pero hay que adherirse a Él y hacerlo operativo. El pan de vida solo da eso, la vida, si aman como Jesús.

Si deseamos superar nuestras hambres y nuestra sed, hay que ir a Jesús, que significa amar como él y comunicar vida así, en la experiencia del amor.

La mejor señal es esta: que el amor de Dios nos da vida definitiva. La mejor señal es que cuantos creemos en Cristo sirvamos de alimento para los demás.

¿Cuándo he sido alimento para otros?

Oración:
Señor Jesús, me siento apenado por las veces que he sido egoísta, sobre todo cuando te he buscado solo para que me des, cuando he puesto en duda que me amas y, más aún, cuando no he trabajado para merecerte en la comunicación del amor.
Permite que en mi casa todos seamos dignos comunicadores de la vida que nos das, que nos convirtamos en alimento para los que dudan y van por el mundo con una fe pobre o frágil. Señor Jesús, ayúdanos a servir de alimento y a comunicar la vida verdadera. Amén.

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