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16 julio, 2021

Vayamos a Parte, a un Lugar Solitario

Domingo 18 Julio

Marcos 6, 30-34

~ Él, entonces, les dijo: “Vengan también ustedes aparte,

a un lugar solitario, para que descansen un poco” ~

 

Jesús está conmovido hasta las entrañas. Al escuchar a sus discípulos, que han regresado de predicar, todavía sin suficiente formación, habría encontrado algunas inconsistencias en su prédica. Además, los amó por la adhesión a su proyecto y el celo con que deseaban cumplir con su Evangelio. Por eso se los lleva a parte, a un lugar solitario; para formarlos en la ciencia y, a la vez, para descansarlos en la experiencia de su amor. Los liberó de sus antiguas categorías y les aclaró la novedad y libertad de su alternativa. A partir de ahora, su predicación debía sacudirse los condicionamientos de la enseñanza oficial.

 

Jesús se conmueve, además por la muchedumbre. Ellos han corrido por tierra para buscar al grupo, no solo a Jesús. Tienen hambre de dirección y de seguridad para sus familias. Han sido abandonados de sus dirigentes y lo que más desean es el sentido para su vida.

 

Al final, están todos a parte, en el lugar solitario. El descanso viene de aprender a liberarse y de sentir el pastoreo de Jesús. Discípulos y muchedumbre, fueron consolados en el ejercicio pastoral de Jesús.

 

Si consideramos el momento histórico que vivimos, no es difícil reconocer que nos hace falta un buen pastoreo social. Nos hacen falta definiciones que ajusten nuestras decisiones comunitarias. La nueva muchedumbre, a la que hemos abandonado quienes tenemos responsabilidad, como líderes laborales, sociales, religiosos y políticos, se encuentra perdida, como ovejas sin pastor.

 

Volvamos a ser una sociedad educadora, propiciemos nuevas posibilidades de pastoreo, permitamos espacios para encontrarnos con los más necesitados, los que andan sin dirección, a parte, a sus tiempos, en sus categorías, en un lugar solitario, y ayudémosles a descansar.

 

¡Vayamos a parte, a un lugar solitario!

 

Oración:

Señor Jesús, ¡Qué atrayente! Seguirte a ese lugar solitario. Dedicar el tiempo que sea necesario para escucharte y entender tu proyecto. Incorporarme al grupo de quienes te siguen. Experimentar estar allí en medio de la muchedumbre y volver a entender lo duro que es el rezago, la manera en que va muriendo el ser humano, cuando no tiene rumbo ni esperanza.

 

Permite que yo vaya también en ese grupo, el de discípulos o el de la muchedumbre. Que junto con mi familia, entendamos tus nuevas categorías, que descansemos en ti, con tu Palabra, con tu cercanía, como en un abrazo de alianza, de consuelo y de paz. Amén.

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