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3 marzo, 2023

Volvamos sobre Revelaciones que nos marcan

Domingo 5 Marzo

Mateo 17, 1-9

 

La transfiguración de Jesús en la montaña, abre para los discípulos un conocimiento mayor sobre Jesús y su misión. Estos mismos discípulos ––Pedro, Santiago y Juan––, alcanzaron otras revelaciones. Posteriormente estuvieron presentes también en la resurrección de la hija de Jairo y después en la agonía de Jesús en Getsemaní. Nosotros hoy, después de dos mil años, estamos igual que aquellos discípulos. Hemos participado de esas mismas revelaciones. Pero no solo de las revelaciones de la montaña, también de nuevas revelaciones que un día marcaron nuestras vidas. Las que hemos alcanzado en el itinerario de nuestra fe. Hay revelaciones que marcan, que nos ponen un sello de pertenencia a Jesús y a su proyecto; y que nos permiten emerger del sueño, del espasmo y el miedo para contemplar a Dios. ¿Qué revelaciones has alcanzado?

 

Las condiciones en que se encontraban los discípulos ante la revelación: rostro en tierra, llenos de gran temor; tanto que Jesús tiene que tocarlos como lo hacía a los enfermos o a los muertos, pueden darnos una idea de las dificultades por las que pasa el mundo para entrar en el misterio de Dios. Así podríamos entender al mundo, en el mejor de los casos, un mundo postrado en el miedo, como enfermo o muerto, que no tiene capacidad para alcanzar síntesis más elevadas de la vida del hombre y de su destino final en Dios.

 

Las revelaciones que marcan están al alcance de nosotros; más aún, nuestra fe se ha cimentado en gran parte de ellas. Pero hace falta dejar que Jesús nos suba al monte y nos lleve al límite de la entrega de su vida, para entrar definitivamente en su esfera divina.

 

Las revelaciones que marcan, nos imprimen un sello de pertenencia, nos transforman en personas diferentes. Empezamos por configurarnos en Cristo y terminamos transfigurándonos en Él. Para que esto suceda, necesitamos dejar que Dios obre en nosotros.

Como si despertásemos del letargo escuchemos la voz de Dios que nos dice:

 

Déjame subirte al monte

Dios quiere que conozcamos su intimidad. La Vida detrás de la vida. Nos viene una emoción única de solo intuir que es a través de estas revelaciones, que nos interpretamos a nosotros mismos. Estamos hechos en el misterio de Dios, hemos de interpretarnos a partir de este misterio.

 

En la montaña Dios quiere que lo escuchemos en su Hijo; que perdamos el miedo de encontrarnos frente a la realidad divina y ante nuestro futuro en Él.

 

En la cima del monte, podemos sentir que Jesús nos toca, para despertarnos del letargo, para que superemos el espasmo que no nos deja trascender.

 

En el fondo de estas revelaciones que marcan, está un pedimento del Padre Dios: que escuchemos a su Hijo, que hagamos una sola lectura de la realidad salvífica. Escuchar a Jesús nos ayuda a relativizar las ideologías, las idolatrías y los miedos que pasman al mundo y lo impiden para entrar en el misterio de Dios.

Dejemos que las revelaciones de Dios nos marquen.

 

 

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