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24 febrero, 2023

Ajustemos nuestra identidad

Domingo 26 Febrero

Mateo 4, 1-11

 

La liturgia de la Palabra este domingo, nos atrae con un colorido de imágenes que despiertan nuestro sentido de búsqueda. Internarse en la escena de la primera tentación con Adán y Eva, y luego en la imagen del desierto, donde Jesús es tentado, nos ayuda a pensar nuestra propia identidad.

 

A Eva la serpiente le dice: …el día que coman de los frutos de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como Dios… y a Jesús el demonio lo tienta con el condicional: “Si tú eres el Hijo de Dios…” estas formas de tentación van destinadas a derrocar nuestra identidad, a poner en duda quiénes somos y cuál es nuestra misión en el mundo.

 

Las tentaciones del desierto, en este tiempo de cuaresma que estamos iniciando, pueden ayudarnos a ajustar nuestra identidad. No necesitamos escuchar las provocaciones del demonio, ya desde ahora podemos preguntarnos, como en contrapropuesta del tentador: ¿Yo quiero ser como Dios, en el sentido de usurpar su lugar, ejercer una identidad que no me corresponde? ¿Tengo que demostrar con el abuso de mi poder que soy hijo de Dios? ¿Quién soy en este momento de mi vida? ¿Cómo sostengo mi proyecto, en el proyecto que Dios tiene para mí?

 

Cuando estamos confundidos por el hambre, las tentaciones pueden hacernos caer. Por un lado, sabemos que Dios no nos abandona, envió a su Hijo para liberarnos del dominio de Satanás. Pero por el otro, sabemos que la ayuda de Dios no nos releva de trabajar por superar la propia tentación. Si tenemos bien claro quiénes somos, las tentaciones sucumbirán ante nuestro compromiso y misión.

 

El ayuno que hacemos, no es solo preparatorio o penitencial, también cumple una función importante: templarnos y ajustar nuestra identidad. Es en esta prueba de los momentos de abandono y soledad, cuando somos más vulnerables, cuando alcanzamos a descubrir con toda claridad quiénes somos, de qué estamos hechos y para qué tenemos esta vida que nos atrae hacia realidades más plenas de nuestro ser.

 

 

 

 

 

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