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17 julio, 2020

Comuniquemos Mensaje de actitudes

Domingo 19 Julio

Mateo 13,24-43

 

Jesús define de muchas maneras el Reino de los cielos que ya está presente en el mundo, a manera de germen que crece desde dentro para madurar y dar su fruto.

La parábola de la buena semilla que un hombre sembró en su campo, el mismo en que el enemigo sembró la cizaña, nos muestra de manera general que Dios confía en nosotros, la buena semilla, en que nos mantendremos firmes hasta el tiempo del corte, del juicio individual o final. Se entiende también que el tiempo de maduración para la buena y la mala semilla, para buenos y malos, es nuestra vida terrena. Es, también, un tiempo de misericordia en el que Dios espera el cambio de los malos; un cambio que puede lograrse si los ciudadanos del reino somos capaces de contagiarlos con nuestras actitudes de bondad. Aquí hay una respuesta sencilla para quienes se preguntan ¿Por qué Dios permite el mal en el mundo? Porque siempre da oportunidad a que el hombre recapacite y se convierta.

La buena semilla no es un mensaje teórico, sino actitudes concretas que refrendan el valor más alto de nuestra humanidad, nuestro ser en Dios.

¡Qué bueno que mientras en el mundo encontramos mensajes caducos y gastados, mensajes teóricos, políticos o simplemente vacíos de valor, nosotros comuniquemos un mensaje trascendente, verdadero, un mensaje de vida y de esperanza, pero con acciones concretas con una actitud plena a favor por las realidades eternas del reino de Dios!

 

El mensaje de actitudes nos lleva a:

Crezcamos juntos

Buenos y malos, estamos destinados a crecer juntos, pero desde dentro. Las tres semillas que son mencionadas en el Evangelio: la cizaña, la mostaza y el trigo, son germen que crece desde dentro esforzándose por dar lo mejor de sí, aquello para lo que está hecha.

Nosotros estamos llamados a crecer así, desde dentro, hasta la madurez, seguros del código de bondad con el que fuimos concebidos por Dios, descubriendo a cada paso de nuestra vida la realidad oculta del reino de Dios.

En nuestra vida diaria debemos entender que hay un enemigo universal que sembrará siempre la mala semilla mientras no estamos comprometidos con los demás (mientras dormimos); necesitamos aceptar que no se puede quitar lo malo sin dañar lo bueno y que no hay juicio inmediato, y menos de propia mano.

Hoy tenemos la gran oportunidad de gozar del poder que llevamos dentro, la potencia del bien que a través de acciones eficaces concretas, del testimonio, es capaz de rediseñar la imagen individual y social de nuestras realidades históricas. El reinado de Dios no se impone, pero se mantiene en constante antagonismo para que los partidarios del mal encuentren a Dios.

¿Qué acciones y con qué actitudes estamos siendo ciudadanos del reino?

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