Entendamos a Jesús, Hijo de Dios

Domingo de Ramos 28 Marzo

Marcos 14,1-15. 47

 

Entre la muchedumbre que acompañaba a Jesús en su entrada a Jerusalén, se encontraban diversos grupos: sus discípulos que, aunque habían vivido con Él los últimos tres años no entendían bien por qué Jesús entraba así a Jerusalén. Estaba la gente venida de lejos: para ella pudo ser algo folklórico. Los habitantes que extendían sus mantos a su paso, deseaban que Jesús asumiera el poder político; para eso realizaron el signo de extender los mantos, para entregarle el poder del pueblo. Finalmente, estaban los sacerdotes y los escribas, ellos entendían un poco, pero no lo decían al pueblo; estos personajes descubrían que Jesús estaba dando vida a una profecía (Zac 9,9) que nadie había encarnado antes. Esto ya era peligroso para ellos.

Pero nadie entendió a Jesús y sus intenciones más profundas; no entendían el sentido de su entrega y su misión final. ¿Podemos imaginar cómo los ve Jesús? ¿Cuándo Él cae en la cuenta que aquellos que lo aclaman, serán los mismos que lo traicionarán? Y, sin embargo, Jesús acepta aquella entrada, para cumplir con la profecía y para despertar, en lo posible, la conciencia de los presentes.

Nosotros nos ubicamos hoy también en la entrada a la ciudad de la Semana Santa, en la nueva Jerusalén; y lo peor que nos puede pasar es que nos integremos a cualquiera de estos grupos que traicionó a Jesús, por eso queremos entenderlo desde ahora, en sus motivaciones más profundas y en el proyecto de Su Padre.

¿Cómo entender a Jesús, Hijo de Dios y cómo acompañarlo hasta su resurrección?

 

Oración:

Señor Jesús, hazme sensible a tu entrega. Que tender mi manto en verdad signifique confiar en ti, darte autoridad sobre mi vida, adherirme a tu proyecto de salvación.

Has que en familia y comunidad entremos a Jerusalén este año contigo, que avancemos en cada momento al lado tuyo, que sintamos tu respiración y escuchemos el latido de tu corazón. En una palabra, introdúcenos en el misterio de tu donación. Amén.