Close

3 junio, 2021

Salgamos de la Perversión

Domingo 6 Junio

Marcos 3,20-35

 

El evangelista San Marcos nos presenta a Jesús en una casa con sus discípulos, en la que había tanta gente, que no los dejaban ni comer. Esa gente que se apiña en la casa, son personas inconformes con el sistema político y religioso de su tiempo. También han acudido las autoridades, que se sienten desafiadas, y los familiares de Jesús, que temen se haya vuelto loco.

¿Qué es lo que sucede en realidad? ¿Por qué hay tanto movimiento en esta narrativa? Digo que a los tres grupos de personas que acabo de mencionar, les cuesta trabajo salir de la dominación oficial. A veces cuesta trabajo creer en un cambio, en la libertad, en la verdad.

Jesús está liberando personas. Está curando enfermos y liberando endemoniados. Y en lugar de que las autoridades le reconozcan que esto es obra de Dios, pervierten la realidad, difamándolo, acusándolo de magia y de estar poseído.

Así me parece que a veces estamos nosotros; tan acostumbrados a vivir en la perversión de la realidad, que ya no sabemos distinguir lo que es de Dios y lo que es de los hombres. Lo peor de todo, es cerrarse a reconocer la obra de Dios. Esto es un drama, porque una vez que nos cerramos, cancelamos toda posibilidad de salir de nuestra falsedad y de nuestra propia condenación. Por eso en este mismo texto Jesús declara que quien blasfeme contra el Espíritu Santo, será reo de un pecado eterno. No porque Dios no pueda o quiera salvarlo, sino porque quien se rehúsa a reconocer a Dios, se cierra a toda posibilidad de recibir su salvación.

Afirmar que el Espíritu de Dios con el que Jesús está liberando personas es un espíritu demoniaco o inmundo, es pervertir lo más sagrado.

Parece importante ejercitarnos en esta idea Salir de la perversión, la propia y la de la sociedad, porque vivimos en un mundo en el que las ideologías de los dominadores pervierten la verdad política y religiosa. Muchos, hoy mismo, tenemos necesidad de salir de esta sumisión a la mentira y de la descalificación.

Podemos preguntarnos ya de entrada: “Yo, ¿cuánto he pervertido en mi vida y no soy tan consciente de esa falla? ¿Cuántas veces he cambiado la verdad a mi conveniencia? ¿He difamado a alguien? Y descubrir que necesitamos salir de la perversión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.