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14 agosto, 2020

Vayamos más allá

Domingo 16 Agosto

Mateo 15,21-28

 

Hace dos mil años Jesús rompió los límites que el hombre pretende poner a Dios. Cuando escuchamos que se dirige a la mujer cananea como a un perrito, hemos de entender el contexto cultural en que Jesús habla. Está probando a sus discípulos y a los demás seguidores, que se encuentran sometidos bajo una concepción reductiva de Dios. Creen que tienen la exclusiva sobre Dios y sobre Jesús como Pueblo elegido. Jesús usó un dicho popular para tensar la situación y dar así una enseñanza oportuna para todos: “No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos”.

Los discípulos le piden que atienda a la mujer. Esto es, que la despida, porque viene molestando. Están seguros que Jesús la despachará. Jesús retrasa su atención para que los discípulos lleguen al límite de su tolerancia y la cananea, al límite de su deseo y de su petición.

En este Evangelio todos han tenido que ir más allá. Jesús va más allá del territorio judío: a Tiro y Sidón que es tierra de paganos. Los discípulos han de ir más allá de su visión reductiva o cerrada de Dios. Y la cananea va más allá de lo permitido para una pagana.

 

Siguiendo la pedagogía de Jesús:

Vayamos más allá de nuestra misión

Parece que a veces somos tan limitados en nuestros horizontes, que tendemos a cerrar nuestras fronteras, y caemos en la discriminación y el racismo. Habría que comprender que no somos los únicos, que lo que hacemos no es lo más importante del mundo y que lo que más necesita el mundo de cada uno, es rendir en nuestro aporte para lograr una misión mayor.

Jesús abre el horizonte de sus discípulos, les deja conocer que más allá de los bautizados perdidos que hay que recuperar, están los diferentes, los incómodos. Que más allá de cualquier ideología o religión, hay que practicar la justicia y velar por los demás.

La mujer cananea sirvió perfecto para la intención pedagógica de Jesús. Ante el dicho excluyente que dice de no quitar el pan a los hijos para echarlo a los perritos, revira con una respuesta única, irrefutable: es cierto, también que los perritos pueden comerse las migajas que caen de la mesa de sus amos. En una palabra la cananea ha dicho: si Dios es tal aquí y ahora que se note su misericordia, que tú tengas compasión de mí.

Ojalá que si nosotros nos atrevemos a ir más allá, encontremos que lo que muchos buscan no es nuestra salvación, sino la salvación de Dios, a través nuestro.

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